El ritmo de crecimiento en la etapa preescolar es menor que en el primer año de vida. Una correcta educación nutricional resulta fundamental, ya que constituye el comienzo de la adquisición de hábitos alimentarios saludables.
Durante el período escolar, el crecimiento y la ganancia de peso son lentos pero paulatinos. Se trata de una etapa de preparación para el desarrollo y el crecimiento característicos de la adolescencia (estirón puberal). Es importante continuar con la formación de buenos hábitos alimentarios y con una dieta equilibrada, tanto en casa como en el colegio.
Incremento del peso y de la talla:
- A partir de los cuatro años de edad, el ritmo de crecimiento hasta el inicio de la adolescencia es de unos 2,5 a 3,5 kg por año.
- En cuanto a la talla, ésta aumenta a razón de unos 5-8 cm por año hasta el inicio de la pubertad. Sin embargo, no todos los niños y niñas crecen a este ritmo: se deben tener en cuenta los condicionantes genéticos (la etnia, la talla de los familiares tanto por parte de madre como del padre), el estado de salud y por supuesto, los hábitos de alimentación.
CÓMO ALIMENTARSE CORRECTAMENTE
- La dieta debe ser variada y equilibrada, para evitar déficits nutritivos.
- Los menús se han de adaptar a las características individuales.
- En los más pequeños, a la hora de introducir alimentos nuevos conviene hacerlo progresivamente y al principio de cada comida, cuando el niño tiene más apetito. Conviene insistir de esta forma varias veces hasta que el niño se acostumbre; la incorporación de los nuevos alimentos es aconsejable realizarla en la casa, donde hay un ambiente de contención, y no en el colegio.
- No se deben emplear nunca los alimentos como premio o castigo, ya que esto puede conducir a conductas alimentarias negativas: caprichos, rechazo o aversión por ciertos alimentos.
- Si el niño no come durante una comida, esperar hasta la siguiente ingesta de manera de no perder el ritmo de los horarios.
- Conocer los menús del colegio y completarlos con las comidas en casa. De esta manera nos aseguramos por ejemplo que no va a comer dos veces en el mismo día carnes blancas, u otro alimento.
- Moderar el consumo de “calorías vacías” (golosinas, chucherías, snacks…), especialmente entre las principales comidas, para que coman lo que tienen que comer a su hora.
- Tener en cuenta que el desayuno es una de las comidas más importantes del día. Debe incluir al menos un lácteo y cereales (galletas, cereales de desayuno, tostadas, pastelería sencilla…). Si además se incluye una fruta o jugo, mejor aún.
- La estructura de una comida convencional debe componerse de:
- Plato: Carnes, derivados cárnicos, pescado, pollo o huevos. Estos alimentos deben aparecer en cantidades moderadas (el hambre no debe saciarse a base de proteínas). Pueden acompañarse de una guarnición de ensalada o verduras o de legumbres, o cereales.
- Postres: Lo mejor es incluir una fruta y alternar con productos lácteos sencillos (yogur, mezclados con gelatinas).
- Evitar el consumo excesivo de bebidas refrescantes azucaradas (refrescos de cola, limonada, naranjada) y de otras bebidas comerciales. Sustituirlos por jugos naturales, batidos caseros de leche, yogur o frutas…
RECETA
Gianella Pedemonte
Lic. en Nutrición