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"En aquel momento se acercaron a Jesús los discípulos y le dijeron «¿Quién es, pues el mayor, en el Reino de Cielos?».
Él llamó a un niño y lo puso en medio de ellos y dijo: «Yo les aseguro que si no cambian y se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos.
Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos.»
(Mt 18,1-4)
EN ESTE TIEMPO DE DESIERTO, CUIDAR LA ESPIRITUALIDAD DE LOS NIÑOS

En este tiempo de Cuaresma, de prepararse, se impone un tiempo que nos toma por sorpresa, la presencia de un virus que nos saca de nuestras costumbres y rutinas, que nos vuelve al desierto. Necesitamos estar atentos, dedicar tiempo y dar un lugar especial para cuidar la espiritualidad de los niños.

Las noticias, las preocupaciones, el cambio de rutina, el estar en casa, no poder ir al colegio, ni a la plaza, ni ir a hacer mandados, no poder reunirse a jugar con los amigos, ni con los primos, no poder visitar a los abuelos, los cuestiona y los desafía. Ellos están experimentando en estos días, de una manera muy fuerte, los límites existenciales, la soledad, la libertad, la muerte y las preguntas en busca del sentido.

Nuestros niños necesitan ser vistos, escuchados, tener permiso de ser y de hablar, ya que ellos también están navegando estos tiempos complicados. ¿Cómo podemos, como padres, apoyarlos en este tiempo, respetando y cuidando su crecimiento espiritual?

Tenemos que escucharlos, ver cómo se están sintiendo, qué dudas y miedos tienen, apoyarlos para que puedan expresarlo.

Por esto los invitamos a que se hagan un tiempo especial para poder acompañar a sus hijos. Les proponemos hacerlo de una manera especial a la manera que usamos cuando tenemos Godly Play. Si bien este año aún no hemos comenzado, los invitamos a trabajar de este modo con sus hijos y ver disfrutan y conectan de una manera especial.

Lo que precisarán es:

Un lugar. Preparar un lugar especial, un lugar donde todos puedan estar juntos y al mismo nivel, qué tal si nos sentamos todos en el piso..., o en una manta grande, o alrededor de la mesa.

Tiempo. Sería ideal sacar al menos una hora para esto. Tomen tiempo juntos, estén realmente presentes, no es dejarlos haciendo para ir a acabar la cena o un trabajo que tengo que enviar.

Materiales de Arte para el tiempo de respuesta, el tiempo creativo. Lo que tengan en casa. Pinturas, lápices, marcadores, papel, barra de pegar o cascola, masa de moldear, elementos naturales (semillas, porotos, arena) o cualquier cosa que les gustaría, bloques, maderitas.

Apertura. Dejarse sorprender y preguntarse honestamente.

Si ya tenemos todo listo, vamos a comenzar.

Siempre para empezar, dedicamos un tiempo especial para prepararnos y les preguntamos uno a uno, “¿estás preparado?”. Este estar preparado implica estar disponible para entrar en un lugar diferente, un lugar sagrado, no es en estas circunstancias un lugar físico, es un lugar del corazón. Estar con los ojos, los oídos y el corazón abiertos para poder escuchar lo que hay en nuestro interior y lo que Dios quiere decirnos.

Una vez que hayamos determinado que estamos preparados, entramos y nos sentamos en un círculo. El círculo nos pone a todos en un mismo plano, y compartimos acerca de la semana. Aquí los invitamos a compartir acerca del día. Nos turnamos para hablar y escuchar.

Luego nos hacemos preguntas juntos. Nos hacemos preguntas honestas, nos preguntamos realmente, le preguntamos a ellos y nos preguntamos nosotros también.

Me pregunto ¿qué cosa de este día me gustó más? Me pregunto ¿qué fue lo más importante? Me pregunto ¿qué fue especial para mi? Me pregunto ¿hay algo de este día que pudiera sacar y seguir teniendo todo lo necesario?

Nunca insistimos que un niño cuente, solo le preguntamos si quiere. Está bien si no; siempre hay razones para hacer lo que hacemos.

Luego de preguntarnos podrían hacer lo que en Godly Play llamamos un “tiempo de respuesta”, utilizando los materiales que han reunido en casa. En este tiempo dejamos que los niños expresen creativamente lo que les haya surgido de ese rato. Es que hay veces que tienen palabras y otras que no. En esos casos, con un dibujo pueden expresar todo lo que, con el lenguaje oral todavía no pueden. Esto puede extenderse el tiempo que quieran, deben acordarlo primero para que todos tengan el tiempo necesario. Es muy importante que este espacio sea en silencio, un silencio contemplativo, donde dejamos que lo que sucede en el interior de ellos salga y se manifieste.

Para concluir, todos volvemos al círculo. Es el momento de lo que llamamos “la fiesta”. Un momento para compartir, algo bien sencillo, puede ser una galleta y un vaso de agua, lo que tengan a mano. Lo importante no es qué compartimos, sino que lo que celebramos es el compartir, el estar juntos. También podemos compartir cómo nos sentimos en este rato y si hay algo que nos sorprendió de este rato.

Si los estuvimos mirando, seguro pudimos notar algo bueno de cada niño, para decírselo al final a manera de bendición: “Gracias por contarnos sobre __. Veo que las cosas como esta te importan mucho.” O, “veo cuánto tiempo y atención le has dado a dibujar el jardín, el cielo, hoy.

A manera de cierre, podemos rezar una oración todos juntos y dar una bendición a cada hijo.

Una bendición es un saludo y un deseo especial a cada hijo. No es acerca de lo que hacen, sino lo que son. “Eres... yo vi... lo que hiciste me hizo sentir...

Disfruten de este tiempo compartido con sus hijos y déjense sorprender por lo que ellos tienen para enseñarnos a nosotros, los adultos, de nuestra propia espiritualidad.

 

Ivana Nogueira
Pastoral

Acerca del Colegio

El Colegio Seminario forma parte de la red de instituciones educativas católicas de la Compañía de Jesús (Jesuitas), presente en 127 países. Inspirado en la Iglesia y los valores del Evangelio, el Seminario procura una educación según la visión que la espiritualidad ignaciana ofrece de Dios, la persona y el mundo.

 

 

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